martes, 25 de junio de 2013

26 de junio, la Iglesia conmemora la fiesta de San Josemaría Escrivá de Balaguer, el “santo de lo ordinario”


Si  se puede ser Santo en medio del mundo!!!santificando lo cotidiano! santificando el trabajo diario 
Que gran desafio!

Les comparto esto que encontré que me gusto mucho habla sobre San Josemaria un santo muy cercano a nosotras y al cual queremos y pedimos mucho!!



       Que tu vida no sea estéril, sé útil

Ada Irma Cruz .


Recuerdo, como si fuera ayer, conversando con una amiga sobre la importancia de acercarse a Dios y practicar las buenas obras, que me leyó un par de citas que me impactaron bastante. Les llevaba anotadas en una vieja agenda y decían así: "que tu vida no sea una vida estéril. -Sé útil. (...) -y enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón" (Camino, número 1).
La otra cita animaba a todos los cristianos a ejercer su deber y derecho de hacer apostolado:
…"Habéis de acercar las almas a Dios con la palabra conveniente, que despierta horizontes de apostolado; con el consejo discreto, que ayuda a enfocar cristianamente un problema; con la conversación amable, que enseña a vivir la caridad: mediante un apostolado que he llamado alguna vez de amistad y de confidencia.
“Pero habéis de atraer sobre todo con el ejemplo de la integridad de vuestras vidas, con la afirmación -humilde y audaz a un tiempo- de vivir cristianamente entre vuestros iguales, con una manera ordinaria, pero coherente, manifestando, en nuestras obras, nuestra fe: ésa será, con la ayuda de Dios, la razón de nuestra eficacia"… (Luis Ignacio Seco, “La Herencia de Mons. Escrivá de Balaguer”, Madrid, Palabra, 1986).
Sin duda, se trataban de palabras convincentes, de consejos sugerentes con base a la amistad y confidencia. Me invitaban a reflexionar que se imponía la congruencia en la propia vida para dar buen ejemplo, brindando la palabra oportuna a quienes nos rodean en la vida ordinaria.
Pero por mi mente surgía un insistente cuestionamiento, ¿quién es capaz de creer que semejante empresa sería posible?
“Os advierto, y no hay presunción de mi parte, que enseguida me doy cuenta de si esta conversación mía cae en saco roto o resbala por encima del que me escucha. Dejadme que os abra mi corazón, para que me ayudéis a dar gracias a Dios.
“Cuando en 1928 vi lo que el Señor quería de mí, inmediatamente comencé la labor. En aquellos años -¡gracias, Dios mío, porque hubo mucho que sufrir y mucho que amar!—, me tomaron por loco; otros, en un alarde de comprensión, me llamaban soñador, pero soñador de sueños imposibles.
“A pesar de los pesares y de mi propia miseria, continué sin desanimarme; como aquello no era mío, se fue abriendo camino en medio de las dificultades, y hoy es una realidad extendida por la tierra entera, de polo a polo, que parece tan natural a la mayoría porque el Señor se ha encargado de que se reconociera como cosa suya”. (Amigos de Dios, No. 59).
San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, “loco, soñador de imposibles” –como comenta que le decían quienes no comprendían su mensaje espiritual- en aquellos primeros años de la historia de la obra de Dios, hoy en día es una maravillosa realidad, con presencia activa en los cinco continentes.
Porque al Opus Dei pertenecen personas de todas las edades y condiciones sociales -célibes, casados, sacerdotes, obreros, empleados, campesinos, abogados, científicos, artistas, empleadas del hogar, amas de casa, funcionarios, comerciantes, militares, escritores, industriales, etcétera.
Un día me preguntaba una amiga, ¿pero los que pertenecen al Opus Dei pueden hacer apostolado en todas partes? sin titubearlo le contesté: -por supuesto, con ocasión del trabajo, de las tareas del hogar, de una reunión social, de la práctica de un deporte, en medio de la calle, charlando en una cafetería o en un camión de transporte urbano. ¡Cualquier lugar puede ser propicio para un encuentro con Cristo!
Por otra parte, ¿dónde está el cambio radical que experimentan los miembros del Opus Dei al recibir su vocación de santificar su trabajo o su estudio? precisamente está en que su trabajo diario adquiere un nuevo sentido, una perspectiva nueva e insospechada: se trata de ofrecer a Dios la propia actividad profesional –la que sea, siempre que sea honrada- lo mejor hecha posible, terminada hasta el último detalle y haciéndolo todo por amor al Señor.
De esta manera, se abre un horizonte enorme, amplio y consiste en que toda circunstancia humana –la que sea- puede ser un encuentro y un motivo de conversación íntima y confiada con Dios, como un hijo conversa con sus padres; una ocasión de servir a los demás; también de ofrecer las adversidades de la jornada con alegría; de atender y cuidar lo mejor posible a la esposa y a los hijos…
En esta prelatura personal, que jurídicamente es el Opus Dei, se anima y estimula a todos los fieles para que cada uno, en su propio ambiente profesional y familiar, desarrolle una intensa labor apostólica, con base a una sincera y verdadera amistad.
Precisamente en este 26 de junio, la Iglesia conmemora la fiesta de san Josemaría Escrivá de Balaguer, el “santo de lo ordinario”, como lo llamara el beato Juan Pablo II, con ocasión de su canonización, en aquel inolvidable seis de octubre de 2002, en la Plaza de San Pedro en Roma, a la que asistieron cientos de millares de personas del mundo entero.
Sin duda fue un hombre extraordinario por su humildad, santidad de vida, alegría y celo apostólico. Supo cumplir la voluntad de Dios a pesar de las muchas dificultades que encontró a lo largo de su camino, pero siempre confió que esta obra de Dios saldría adelante porque veía con meridiana claridad que era un querer divino.
Uno de los aspectos más relevantes de este santo de nuestro tiempo, fue su apasionado amor por la Iglesia, el Romano Pontífice y las almas.
Sin duda, este punto de su libro Forja, resume admirablemente su pensamiento: “tu más grande amor, tu mayor estima, tu más honda veneración, tu obediencia más rendida, tu mayor afecto ha de ser también para el Vice-Cristo en la tierra, para el Papa. Hemos de pensar los católicos que, después de Dios y de nuestra Madre la Virgen Santísima, en la jerarquía del amor y de la autoridad, viene el Santo Padre” (número 135).
Esta festividad de San Josemaría es una ocasión muy propicia para acudir a su intercesión y pedirle con mayor frecuencia por la persona e intenciones de nuestro querido Papa Francisco.